Las mujeres, esas supervivientes natas

Andrea Rullán. Periodista especialista en DDHH y voluntaria en FIBGAR.
Madrid, 28 de diciembre de 2014. Hoy, hace diez años que entró en vigor la Ley de Protección Integral contra la Violencia de Género. Una década de esfuerzos legales por visibilizar la violencia verbal, sexual, económica y física que existe dentro del hogar y los prejuicios a los que se tienen que enfrentar las mujeres, víctimas de la violencia machista y protagonistas de situaciones traumáticas.
Diez años en los
que se ha avanzado mucho, pero que también han servido
para evidenciar una realidad que aún parece lejos de difuminarse en el tiempo. En esta década, 762 mujeres han muerto a
manos de sus parejas o exparejas, 50 de ellas en este año que termina, según
los datos del Ministerio de Sanidad.
Sin embargo, las cifras varían si echamos un vistazo a los datos ofrecidos por Feminicidio.net, que elevan los datos de víctimas hasta las 100 mujeres en los últimos doce meses. La Ley no encuadra los asesinatos ejercidos por varones sobre mujeres, ajenos a cualquier tipo de relaciones afectivas.
“En ambas listas está implícito el machismo y el abuso de poder del hombre sobre la mujer por una cuestión no solo física sino también arraigada en el modelo patriarcal en el que nos movemos”, declara en una entrevista con Fibgar Francisco R. Ferrer, educador social, experto en intervención con mujeres víctimas de violencia de género y perito judicial en los aspectos legales, jurídicos, psicopatológicos y forenses de la violencia de género e intrafamiliar.
Las conquistas alcanzadas
Pese a que las cifras no resultan alentadoras, los educadores destacan las conquistas alcanzadas en legislación en estos últimos diez años. “Se han creado juzgados específicos que han mejorado notablemente la atención primaria a mujeres que padecen esta violencia y se ha formado a jueces, fiscales, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, servicios sociales, etc…
Las víctimas están dotadas de herramientas que les ayudan a superar la dependencia de sus agresores, ofreciendo ayudas a nivel laboral, legal y social, para que puedan acceder a pisos de alquiler social o de protección oficial”.
Alcanzar un cambio en la mentalidad ha sido la más ardua de las conquistas y el compromiso de los hombres debe ser constante y efectivo. “Esta lucha debe ser igualitaria, debemos corregir chistes machistas, comentarios despectivos que están bien vistos o el lenguaje no inclusivo”, destaca el experto.
Y es que en España los discursos machistas están implantados con naturalidad. “Cuando se dice que sólo se protege a las mujeres, o que es una ley contra los hombres, lo primero que detecto es un desconocimiento absoluto sobre el porqué de esta ley y la reflexión que hago es que el machismo está profundamente arraigado en nuestra sociedad y de alguna manera se rebela contra todo lo que trata de desmontarlo”, señala el educador.
El reciente informe Andalucía Detecta, del Instituto Andaluz de la Mujer, que declara que el 50% de los adolescentes andaluces creen que la mujer puede aguantar la violencia de género, es el principal ejemplo de cómo, pese a los avances en materia de igualdad y legislación, la percepción social continúa arraigada en el patriarcado más arcaico. “Hay que reactivar el aspecto educativo de esta ley. Es fundamental educar en igualdad y dar a entender desde casa y en la escuela a las niñas y niños que todos somos iguales.”
Los retos en la violencia de género
El camino es largo, viene de lejos y aún queda mucho por recorrer. Las lagunas que ofrece esta ley, que no contempla la violencia sexual ni económica como violencia de género, ni el acoso en redes sociales o en el espacio laboral y la urgente necesidad de regenerar algunas instituciones son sólo algunos de los pasos que deben afrontarse desde las Administraciones.