Esperanza para África

Guillermo Ponce Morales Presidente Asociación AFROHISPANOS. Secretario ejecutivo AFROMADRID
Yolanda Atance. Secretaria de la Asociación AFROHISPANOS. Coordinadora general de AFROMADRID
Madrid, 25 de mayo de 2016. El 25 de mayo de cada año se celebra el Día de África, que conmemora la fundación de la Organización para la Unidad Africana (OUA), una organización regional que agrupaba a los países del continente africano desde 1963 y que es hoy la Unión Africana.
Este día, como en todas la efemérides, algunos simplemente se acuerdan que ese continente existe; otros que estamos más cercanos a su diáspora en España y que conocemos algo más de algunos de sus países, reflexionamos sobre la situación de este continente del que nos llegan a través de los medios escasas informaciones, casi siempre negativas, que no dan a conocer la tremenda riqueza natural, cultural y personal de sus 54 países, a veces entremezclados entre sí en gentes y costumbres por las líneas de separación impuestas por los colonos europeos, que nada tienen que ver con sus fronteras naturales.
Muchas cosas pasan en tan sólo un año en un continente tan amplio y tan diverso, pero tristemente hay noticias que se repiten año tras año y que por ello dejan de serlo: las guerras devastan el Continente Africano y miles de niños, mujeres y hombres mueren cada año víctimas de esta lacra. Otros no mueren, pero sufren en sus carnes el horror de la guerra, la hambruna, las violaciones masivas a mujeres, el tráfico de personas, la mutilación genital femenina,…
En países como Burundi, República Centro Africana, República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Uganda, Níger, Mali, El Chat, etc. los conflictos armados continúan sin tregua. A esto se unen los conflictos civiles en Somalia, algunas regiones de Etiopía, Nigeria, al sur de Sudáfrica, etc. y la tremenda violencia política en Guinea Ecuatorial, Kenia y Zimbabue.
Estos acontecimientos dejaron de ser reseña en los medios de comunicación; sí llegan en cambio a la prensa europea las menciones constantes al terrorismo, quizá por su repercusión en nuestro antiguo continente y la implicación directa de los jóvenes europeos, lo que por otro lado ha endurecido las políticas migratorias de nuestros países con respecto a los países africanos.
Cabe destacar grupos terroristas tan conocidos como Boko Haram (activo principalmente en Camerún con 520 muertos, en Chad con 53 y en Nigeria, donde en enero de 2015 en sólo una “actuación” asesinaron a 2.000 personas), El ISI o DAESH (en Siria e Irak, matando a 5.000 personas más que el año anterior), Al Shabaab ( que opera en Yibuti, Etiopía, Kenia y Somalia, con 1.021 muertos en su “curriculum”) Militantes Fulani (que operan en República Centro Africana y Nigeria con 1229 muertos en su haber), Al-Qaeda, etc.
Si a estos conflictos se unen las dictaduras enquistadas, la corrupción que impera en la mayoría países o los saqueos discriminados a las ya cada vez más escasas riquezas del continente negro, difícilmente deja a los ciudadanos avanzar ni social, ni política, ni económicamente. Como dijo el ex presidente de Senegal, Adoulaye Wade, «la delincuencia de los Estados, la corrupción que gangrena los servicios de seguridad, la criminalización rampante de las economías, cada vez más en manos de sistemas mafiosos, brindan facilidades evidentes a acciones terroristas, circuitos financieros con lavado de dinero, tráfico de armas, abusos de salvoconductos diplomáticos, etc. Terroristas y mafiosos recorren salones honorables sobornando a altos funcionarios. Diamantes y oro africanos no interesan sólo a los circuitos mafiosos tradicionales».
Pero van llegando poco a poco aires nuevos para este continente. Noticias más positivas que visibilizan esperanza en el desarrollo aunque lento de sus países. El informe de perspectivas económicas en África subraya los notables progresos realizados en el ámbito del desarrollo humano, los cuales se traducen en tasas de pobreza más bajas, un alza en los ingresos y mayores tasas de escolarización y cobertura médica.
Algunas visitas representativas como la del presidente de los Estados Unidos Obama, a Kenia, Sudán del Sur y Etiopía en julio de 2015 destacando su discurso ante la Unión Africana; o la visita del Papa Francisco, en noviembre, a República Centro Africana, Uganda y Kenia, mantienen la esperanza de que el Continente no está del todo olvidado.